Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias ondas del mar. Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre. Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.
Él edificó en el cielo sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas del mar y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre. Tú creaste a los habitantes de Escuintla a imagen y semejanza tuya, hoy bendecimos a los poqomames y ladinos que habitan en Escuintla. Bendecimos el fruto de su trabajo (agricultura, ganado vacuno y caballar, salinas, pesca, industria, camaroneras, palma africanaw, etc.). Los municipios de Escuintla serán llenos del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar; benditos sean los seis ríos que riegan sus fértiles valles, las costas, el canal de Chiquimulilla, los cerros y los volcanes Pacaya y Cerro Alto.
Jehová, Tú que te abres camino en el mar y senda en las aguas impetuosas, irrumpe en el departamento de Escuintla con tu mano poderosa y con brazo extendido para salvar a la población de las tinieblas y del yugo de servidumbre que el enemigo les ha puesto. Oramos que todos los escuintlecos, sin distingos de género, nivel socioeconómico, cultural o racial, aprenden a apreciar la justicia, a rechazar el pecado, a obrar a favor de la Verdad y del bien; buscan a Jehová, quien vuelve las tinieblas en mañana y que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la faz de la tierra, Jehová es Su nombre.
Clamamos por misericordia para los contadores de historias, los ajq’ij y ajtzij winäq, los hombres y mujeres brujos y curanderos en todo el territorio (especialmente en Siquinalá, Palín, Nueva Concepción y La Democracia). Concédeles la oportunidad de ponerse a cuentas contigo, que renuncien a todo otro señorío y reciban a Jesús como su único Señor y Salvador. ¡Úsalos como vasos de testimonio ante aquellos que les siguen y atráelos a todos hacia ti!
Con la autoridad que la Sangre de Cristo nos da, arruinamos, arrancamos, derribamos y destruimos todo pacto hecho con espíritus inmundos y declaramos prohibida e ilegal la actividad demoníaca en los siguientes cerros: Candelaria, Caballo Blanco, Pantiaguate y en el Peñón de Palín. Los atamos y echamos fuera de Escuintla y del territorio guatemalteco y les ordenamos que nunca más vuelvan, en el nombre de Jesús. Atamos también a Rajawal Juyú y decretamos que Jehová es el Señor del Volcán Pacaya, ninguno otro. Jehová, inclina tus cielos y desciende; toca los montes y humeen. Ni Gukumatz ni el Corazón del Cielo pueden detener la obra de Jehová, pues Él es Señor de los cerros y de todo lugar alto, ¡gloria sea a Su nombre!
Escuintla, adora a Jehová en la hermosura de la santidad; tema delante de Él toda la tierra. Digan a las naciones: Jehová reina. Él afirmó el mundo y no será conmovido; juzgará a los pueblos en justicia. Alégrense los cielos y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud. Regocíjese el campo, y todo lo que en él está; todos los árboles del bosque rebosarán de contento, delante de Jehová que vino, porque vino a juzgar la tierra de Escuintla. La juzgará con justicia y con su verdad. Gracias amado Señor, porque sabemos que eres Dios misericordioso, grande y temible y que la misericordia triunfa sobre el juicio en nuestra tierra. ¡Haz misericordia con nuestra nación, haz resplandecer tu rostro sobre Escuintla; salva a sus habitantes y sana su tierra, por tu misericordia! En el nombre de Jesús, Amén.
Además: Oremos por sus autoridades, por el Cuerpo de Cristo.