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Quetzaltenango

Padre, hablamos tu Palabra sobre Quetzaltenango, sabiendo que no volverá a ti vacía:

«Y [en Quetzaltenango] me serán por pueblo y yo seré a ellos por Dios; y les daré un corazón y un camino para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos y sus hijos después de ellos; y haré con ellos pacto eterno y no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de [los quetzaltecos], para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos, haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad de todo mi corazón y de toda mi alma. He aquí Yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.»

Bendecimos a los municipios de Quetzaltenango, a sus habitantes y a toda la extensión territorial (cielos, agua, tierra). Tú eres el Hacedor de Quetzaltenango. Padre, como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación, clamamos que perdones al pueblo quetzalteco porque a lo largo de la historia nacional han sido un orgulloso, rebelde e idólatra. Oramos cancelando el poder de esos espíritus inmundos sobre la vida de sus habitantes (mam, k’iche’ y ladinos), los atamos y los echamos fuera, en el nombre de Jesús. Te pedimos que la semilla incorruptible de la Palabra de Dios, que ha sido predicada en esta tierra, germine y produzca fruto abundante, hasta para mil generaciones.

Hasta ahora, los ojos espirituales de una gran parte de su población estaban vendados a la Verdad y por ello, engañados erigieron el madero como su ídolo y rogaron a un dios que no salva. ¡Vuélvanse al Señor, el único y sabio Dios! Oramos que sus corazones duros se tornan en corazones sensibles y moldeables por el Espíritu Santo; ¡sean abiertos sus ojos a la Luz admirable! Entendemos que el culto a imágenes como Maximón y el rey San Pascual ha traído maldición a la tierra, que la masonería ha abierto puertas que conducen a caminos de tinieblas, vemos que el esperar que se levante Tecún Umán de entre el volcán Siete Orejas para pelear por su pueblo es una falsificación del verdadero Varón de guerra, Jehová es su Nombre. Peleamos la batalla en los aires a favor de Quetzaltenango, enviamos a tus poderosos ángeles a que acampen alrededor de esta tierra y la cuiden hasta el cumplimiento de tu buena, perfecta y agradable voluntad en medio de ellos. Ante Él se dobla toda rodilla y toda lengua confiesa que Él es señor de sus siete volcanes, en especial el Santa María y el Santiaguito, así como de sus valles, ríos y montañas.

Oramos y atamos declarando ilegal a todo espíritu inmundo que provoque la insurrección, rebelión, sublevación y la resistencia a las autoridades. ¡Fuera de Quetzaltenango y sus habitantes, en el nombre de Jesús! Jesús obtuvo las llaves de la muerte con Su resurrección y se las entregó a su Iglesia, así que con la certeza de saber quiénes somos en Cristo Jesús, cerramos permanentemente las puertas que les daban acceso a esta población. Declaramos que su presencia es ilegal y que debe salir por que Él sometió todas las cosas (lo que incluye a estos espíritus y todo nombre que se nombra) bajo Sus pies. Clamamos por la salvación de las autoridades en Quetzaltenango; clamamos que hacen lo recto delante de los ojos de Dios y lo glorifican con sus vidas.

Bendecimos la vida de los quetzaltecos, declaramos que son un pueblo valiente, poderosos intercesores y adoradores. Declaramos que sus ojos espirituales están abiertos para ser atalayas a favor de la nación y que sus palabras traen vida y salvación a su territorio y a la nación. ¡Gracias Señor por que tu mano se extiende con poder sobre Quetzaltenango para vida y testimonio!

Bendecimos el trabajo de las manos de los quetzaltecos: tejidos, cerámica, fabricación de instrumentos musicales (marimba doble), productos con madera, palma y metal; cerería, cuero, pirotecnia, agricultura, ganadería, etc. y declaramos que se levantan como una fuerza económica en el país y te dan a ti toda la gloria y la honra, amado Señor.

(Jeremías 32:38-41; 33:6; 1 Samuel 15:23; Jeremías 10:14; Isaías 45:20-21; Mateo 16:19; Apocalipsis 1:18; Efesios 1:22)

Además: Oremos por sus autoridades, por el Cuerpo de Cristo.