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Sacatepéquez

Bendito eres tú, Dios de nuestra salvación, porque oyes la voz de nuestros ruegos, porque tú eres la roca y nuestro castillo. Padre Santo, gracias por el Departamento de Sacatepéquez; lo bendecimos en el nombre de Jesús. Bendecimos a todos sus habitantes (ladinos y kaqchiquel) en los municipios que lo conforman.

Te agradecemos por que has hecho provisión en tu amado hijo Jesucristo para que seamos libres del escarnecedor, del opresor y del engaño el maligno. Con la autoridad de Jesús, cuyo nombre es sobre todo nombre, atamos al espíritu inmundo de idolatría y religiosidad que se ha enseñoreado de la población por suficientes años. Lo atamos y lo echamos fuera del territorio de Sacatepéquez y del país de Guatemala, en el nombre de Jesús. Arrancamos la venda de ceguera y de religiosidad que el enemigo ha puesto sobre los habitantes de Sacatepéquez para que no les resplandezca la luz del evangelio. Señor, que los habitantes de Sacatepéquez no sean como los atenienses en Hechos 17 que, eran muy religiosos y supersticiosos, porque tenían muchos santuarios entre los que estaba uno dedicado AL DIOS NO CONOCIDO, a quien adoraban pero sin conocerle. Hoy les anunciamos que el Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, cómo si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

Convenidos en el nombre de Jesús hacemos guerra espiritual en los aires en contra de la potestad de Santiago. Le decimos a los ídolos y a los dioses que no crearon los cielos ni la tierra: Siéntate en el polvo, sé molido como el lodo de la calle, sea derribado tu trono y echados por tierra todos tus planes y contrataciones con que maquinabas en contra de la Iglesia de Cristo y el país entero. Nosotros venimos en contra de todo principado y potestad y espíritu inmundo y sobre todo nombre que se nombra en este Guatemala y terminamos con toda la oposición. Dios Todopoderoso, destruye a nuestros enemigos espirituales. Padre, atamos a esos enemigos, los derribamos en el nombre de Jesús. Señor que todo enemigo espiritual que tenemos, que todo espíritu inmundo sea atado y confundido en el nombre de Jesús.

Venimos hoy a decirle a ese espíritu que no tiene más el derecho de sojuzgar a Sacatepéquez. Cancelamos todo pacto hecho con este demonio por nuestros antepasados. Arrancamos, arruinamos, derribamos y destruimos todo pacto, todo acto que le trae poder a este ídolo en este departamento y la nación de Guatemala. Cancelamos el poder de los espíritus inmundos de pobreza, idolatría, religiosidad, muerte, división y todo nombre que se nombra en los cielos y la tierra que hayan tenido permiso legal de actuar en esta tierra.

Revertimos toda maldición, especialmente la que provoca que los hombres y mujeres de Sacatepéquez estén cerrados al evangelio, las maldiciones habladas en contra del Cuerpo de Cristo y el Evangelio y las declaramos anuladas, canceladas, estériles, secas, sin frutos y les ordenamos que suelten a las personas, en el nombre de Jesús, para que las vidas de las personas estén abiertas al evangelio.

Proclamamos el evangelio de Cristo; plantamos y edificamos el señorío de Cristo en todo el territorio y profetizamos que toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. Proclamamos al norte, al sur, al este y al oeste que sólo Jesús es Señor, no hay otro Señor, solamente Cristo y solamente en El hay salvación. Ven Espíritu Santo y sopla de tu aliento de vida sobre todas estas personas y vivirán. Que esta tierra sea llena de tu gloria y que los hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños todos puedan ver con sus ojos la gloria de Dios descender sobre este lugar y que no solamente descienda, sino que permanezca. Proclamamos que Sacatepéquez es libertado de sus enemigos espirituales ¡por la espada de Jehová y la Sangre de Jesús! Amén.

Oramos que el fervor religioso que les caracteriza sea sustituido por un amor genuino y vivificante hacia la Palabra de Dios; les hablamos libertad para que sean abiertos sus ojos espirituales a la Verdad. ¡Bendigan a Jehová y no olviden ninguno de sus beneficios! Sacatepéquez, Él es el que perdona tus iniquidades, Él que sana todas tus dolencias y rescata del hoyo tu vida. Jehová es tu Pastor, Sacatepéquez, nada te faltará. En lugares de delicados pastos te hará descansar; junto a aguas de reposo te pastoreará.

Bendecimos el fruto del trabajo de los habitantes de Sacatepéquez (producción agrícola, pecuaria y artesanal). Oramos que la fuente de ingresos de Sacatepéquez –en particular de La Antigua Guatemala y San Felipe de Jesús–, a través del turismo sea para bendición de sus habitantes y no para perdición. Reprendemos a los espíritus inmundos de drogadicción, alcoholismo, idolatría, nueva era y perversiones sexuales que han querido establecerse en esta tierra, los atamos y echamos fuera, en el nombre de Jesús. En su lugar, oramos que los turistas que visitan esta tierra son ministrados por la innegable presencia del Espíritu Santo e invitan a Jesús a ser el Señor y Salvador de su vida.

(Hechos 17:22-25; Salmos 103:1-4; 85:10)

Además: Oremos por sus autoridades, por el Cuerpo de Cristo.

Retalhuleu

Padre Santo, gracias por el Departamento de Retalhuleu, lo bendecimos en el nombre de Jesús. Bendecimos a todos sus habitantes (ladinos, k’iche’ y kaqchikel) en los municipios que lo conforman.

Señor, aunque los retaltecos no te han buscado con todo su corazón y toda su mente, la tierra ha sido fértil y fructífera, ¡cuánto más lo será cuando se vuelvan a ti! Te agradecemos por la prosperidad que has traído a Retalhuleu a través de la ganadería, el turismo, el comercio y la agricultura; oramos que esta prosperidad no sea sólo para algunos, sino que todos los retaltecos puedan disfrutar de abundancia de provisión para llevar una vida decorosa y de bendición. Señor, te pedimos que hagas prosperar el trabajo de las manos de los retaltecos en sus artesanías (cestería, trenzas, sombreros, fabricación de escobas, de ladrillos de barro, instrumentos musicales, pirotecnia y herrería), en sus cultivos (cacao, caña, algodón, frutas, hule, café, etc.) y en sus labores diarias.

Sean rotas las cadenas de opresión y las ataduras de tinieblas sobre los habitantes de Retalhuleu, en el nombre de Jesús. Especialmente oramos que el Cuerpo de Cristo en este departamento sepa que es amado por Dios, que camine en salud divina y que sea prosperado en todo como prospera su alma. Perdona a los habitantes de Retalhuleu por la idolatría, por consultar a los curanderos y a los brujos en vez de acudir al Creador. Atamos a los espíritus inmundos de hechicería, brujería, chamanismo y adivinación en todo el departamento, pero en especial en San Martín Zapotitlán. Los declaramos ilegales, los prohibimos, los echamos fuera y declaramos que no vuelven nunca más.

Solamente Jesús es Señor de los ríos, valles, costas y todo el territorio de Retalhuleu. Aunque la tierra fue corrompida a causa de los lugares altos dedicados a los dioses que no crearon los cielos ni la tierra, hoy declaramos que los espíritus inmundos a los que les rendían culto en Abaj Takalik, San Juan Noj, La Tortuga y en todos los otros sitios consagrados como altares a baal, quedan sin poder porque enviamos a los ángeles de Jehová a que acampen en esos lugares, en el nombre de Jesús. La tierra es del Señor, por lo que con autoridad atamos y echamos fuera a estos espíritus inmundos. Declaramos que sus planes no prosperan, que son expuestos e invalidados, cancelados por la sangre de Jesús y para la gloria del Señor. Padre, oramos que extiendas tu poderoso brazo y rescates las vidas de los hombres y mujeres que el enemigo había utilizado para traer maldición a la tierra de Retalhuleu. Libra sus vidas de las tinieblas, provoca un encuentro de poder en el que rindan sus vidas a ti para ser instrumentos de redención para la población a la que tenían cautiva, en el nombre de Jesús.

Retalhuleu, busca a Jehová mientras puede ser hallado, clama a Él en tanto que está cercano. Deja tu camino de impiedad y tus pensamientos de iniquidad, ¡vuélvete a Jehová, Él tendrá misericordia y te perdonará! Bendigan a Jehová, retaltecos y no olviden ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas sus iniquidades, quien sana todas sus dolencias y rescata del hoyo su vida. Habitantes de Retalhuleu, escuchen, sus vidas son más valiosas que aquella oveja que cayó en un hoyo y a la que el Señor rescató. ¡Él los corona de favores y misericordias!

(3 Juan 2; Isaías 55:6-7; Salmos 103:3-4; Mateo 12:11)

Además: Oremos por sus autoridades, por el Cuerpo de Cristo.

Petén

Maravilloso Señor, gracias por el departamento de Petén. Bendecimos a cada uno de sus municipios, con sus montañas, praderas, ríos, lagos, lagunetas y a sus habitantes, en el nombre de Jesús.

Oramos por los habitantes de Petén, los ladinos, garífunas, mopanes, iitz’aes. Los bendecimos; clamamos que entre ellos se levanten hombres y mujeres que prediquen con denuedo la Palabra y haya entre ellos un avivamiento. Oramos por los q’eqchi’ e ixil que han migrado provenientes de Alta Verapaz y Quiché para que la unción y los cielos abiertos sobre Petén provoquen en ellos sed y hambre del Dios Vivo y al buscarte, te encuentren y se rindan con todo su corazón y con toda su mente a Jesús.

Estamos agradecidos contigo, Señor, por la fertilidad de su tierra, por la diversidad de cultivos que crecen en ese lugar, aunque sabemos que te entristece el que hemos utilizado esta tierra para sembrar plantas que traen destrucción y muerte, perdónanos por acarrear maldición para nuestra tierra al permitir el narcotráfico, el contrabando de maderas, animales exóticos y el mal uso de nuestros recursos. Perdónanos, Señor y sana el territorio de Petén. Oramos que hagas de los peteneros personas muy sabias, entendidas en los tiempos, prudentes, hombres y mujeres visionarios.

Padre, que así como antes este territorio fue conocido por su sabiduría humana, ahora te pedimos que traigas la redención a Petén y les hagas un pueblo verdaderamente sabio y diestro en el uso de la Palabra, de las armas espirituales que has dejado para tus hijos en la Palabra. Oramos que los peteneros son conocidos internacionalmente por moverse bajo la mano poderosa de Dios y que, cada vez que predican la Palabra, Tú obras milagros, sanidades, prodigios y señales que sólo te dan la gloria a ti, bendito Señor. Ya no tendrán que ir con curanderos, o brujos o espiritistas o “niñeros” o “compone huesos o talladores”, porque Jehová-rafa, el Sanador, será quien obre en esta tierra.

Abre puertas comerciales, ministeriales, educativas, sociales, pero sobretodo las puertas sobrenaturales a los peteneros. Señor, desciende sobre este territorio y haz tu buena obra en medio de los tiempos. Gracias por hacer de ellos hábiles artesanos en todo tipo de trabajo manual (cestería, orfebrería, ebanistería, platería).

Consolador, precioso Espíritu Santo, pedimos que desciendas con óleo de alegría sobre Petén y lo derrames sobre el corazón de sus habitantes; trae sanidad y restauración a sus corazones. Oramos que concedas a los habitantes de Petén la oportunidad de ponerse a cuentas contigo y te inviten a morar en sus corazones como Señor y Salvador de su vida. Padre, echamos fuera toda tristeza y rechazo, todo sentimiento de abandono y de falta de identidad. Perdona a las autoridades que desde siempre han relegado a Petén en sus planes de infraestructura, desarrollo, salud y educación. Perdónanos a todos los guatemaltecos porque no hemos salido a suplir la necesidad de nuestros conciudadanos y a causa del abandono han muerto muchas personas innecesariamente. Perdónanos, Señor.

Señor, entendemos que a causa de la idolatría y derramamiento de sangre realizado en esa tierra por los antepasados y aún actualmente, la tierra tiene maldición. Hoy atamos a los espíritus inmundos, nahuales, kitanes y demonios que por muchos años han tenido derecho legal de gobernar, sojuzgar y oprimir a los peteneros. Los atamos y los echamos fuera, en el nombre de Jesús. Oramos que el Espíritu Santo sopla vida sobre Petén y establece su Señorío. La Sangre de Cristo ha hecho provisión más que suficiente para que sus habitantes puedan disfrutar de una vida de victoria y libertad en Cristo. ¡Jesús es Señor de Petén! Amén.

(Dn. 2:21; He. 2:4; Éx. 15:26; Is. 53:5; Ap. 3:7; Is. 61:3)

Además: Oremos por sus autoridades, por el Cuerpo de Cristo.